¿Quién toca?

Cuando era niño, mi familia y yo vivíamos en un pueblo del estado de Morelos, una o dos veces al año visitábamos a mis abuelos maternos en el estado de Michoacán, por aquel entonces en la casa de mis abuelos, que era muy grande, vivían ellos y tres de mis muchos tíos con sus respectivas familias, en algunas de esas visitas, mi abuela se entretenía platicándonos a los niños sobre cómo, en algunas ocasiones, a la media noche tocaban fuertemente y con insistencia a su puerta, ella o mi abuelo la abrían con prisa y se asomaban para ver la calle desierta, la calle en ese tiempo era empedrada, las escasas banquetas muy maltratadas y los coches extremadamente escasos, por lo que algún bromista debiera de ser visto de inmediato.

De sobra está decir que, aunque niño, yo no creía absolutamente nada de esas historias, sobre todo porque ella decía que el que tocaba era el diablo para ver quién quería salir a media noche y poder llevárselo.

Mi perspectiva cambió radicalmente la noche que, de visita en su casa, yo me quedé a dormir en la sala donde se encontraba la puerta de la calle, pegué un brinco cuando a las 12:00 en punto tocaron fuertemente a la puerta, inmediatamente me metí totalmente dentro de la cobija asomando solo los ojos para poder ver, escuché y vi claramente a mi abuelo que, pistola en mano, quitó el seguro de la puerta, la abrió, se asomó a la calle y volvió a entrar refunfuñando y diciendo que otra vez estaban “chingando gente”.

Hasta la fecha no me puedo explicar qué era lo que ocurría, tal vez sí era algún bromista muy ágil, pero me estremezco al pensar en la explicación que le daba mi abuela, ¿qué tal si efectivamente era el diablo que venía a ver si alguien lo quería acompañar?.