Buscando fantasmas en el cementerio

La experiencia vivida al hacer aquel primer recorrido por el panteón de mi ciudad, pero sobre todo, al obtener esas fotografías que me convencieron de la existencia de algo más que lo que podemos percibir con normalidad, me impresionaron de tal manera que a los pocos días me encontré platicando con otro buen amigo sobre el tema, la plática comenzó de la forma más trivial posible y fue dando rodeos con otros temas hasta que invariablemente la conversación llegó a lo relativo a la cuestión paranormal.

Mi amigo el “Chapayo” me mostró un par de libros del autonombrado “Cazafantasmas” mexicano, que en ese momento gozaba de gran popularidad, yo, de nueva cuenta como con mi otro amigo, refuté lo mejor que pude los casos expuestos en esos pequeños libros, aunque mis argumentos difirieron bastante de los anteriormente expuestos, pues ahora ya dudaba yo mismo de que no existieran las manifestaciones fantasmales.

Enseguida procedí a mostrarle al Chapayo una impresión de las fotografías que había obtenido un par de meses antes en el panteón, luego de analizarlas, mi amigo se mostró entusiasmado y en ese mismo momento agendamos una nueva visita al cementerio por la tarde, acordamos vernos a la entrada del mismo, al cual llegamos a la hora acordada, las cinco de la tarde.

El Chapayo acudió a la cita con otro amigo mutuo, el Chuster, juntos hicimos un nuevo recorrido y aplicamos la misma técnica que había yo aplicado antes, es decir, caminábamos unos metros y realizábamos tomas a los cuatro puntos cardinales, tardamos alrededor de unas dos horas en recorrer todo el panteón.

Al día siguiente y luego de analizar las tomas realizadas pude darme cuenta de que no habíamos logrado captar nada interesante que estuviera fuera de lo normal, no tuvimos suerte, los dichosos fantasmas eran más esquivos de lo que había supuesto en un inicio.

A pesar de los resultados nulos de mi última visita al cementerio no me desanimé, el fenómeno no podía ser tan único como parecía estar resultando, después comprobé que tenía razón al pensar de esta forma por la experiencia que relataré en nuestra siguiente entrega.